Hoy, en mi instituto, ha sido el último día de clase.
En parte, estoy contento porque llegan las vacaciones, pero, por otro lado, este año hemos vivido momentos muy buenos y he hecho buenos amigos y consolidado amistades. Ha sido una muy buena experiencia para mí.
Me acuerdo, todavía, de cuando llegué a primero, asustado por el cambio al instituto. Lo que nos decía mi profesora de Francés no me lo creía del todo, siempre nos decía que cuando nos diéramos cuenta ya estaríamos en Bachillerato. Y que razón tenía. Estos dos años se han pasado volando, y en otros dos se acaba la ESO. La vida va demasiado rápido.
Hoy, en el IES, ambiente de último día. Las clases casi vacías (en la mía, 10 personas), en algunas se hacía fiesta, en otras se veían películas, en otras, se recordaba todo lo que se había hecho durante el curso.
Yo, me he levantado a las 7 de la mañana, como si fuera un día cualquiera, y, para no empezar con la tontería de que es el último día, he hecho toda mi serie de acciones matinales con la mayor rutina posible.
A primera hora, clase de Historia. Nos hemos ido al aula de Audiovisuales y hemos visto un fragmento de la película “10.000”, aunque algun@ se empeñara en ver “Troya”.
Después, la clase de Matemáticas. Le pasé la agenda a mi profesor, que me hizo una dedicatoria muy bonita, escrita con pluma, como siempre.
Luego MAE, esa clase si que no ha cambiado nada, no hemos hecho nada distinto. Lo de siempre, nadie tiene nada que hacer, un show de tonterías digno de “Tú sí que vales”, mandar callar y vuelta a empezar.
Luego hemos tenido una hora de guardia, guardia sin profe. Hemos aprovechado para escuchar música, firmar agendas, charlar…
A penúltima hora, clase de Música. Una de las clases más divertidas del año, y de las más interesantes. El ‘profe’ me ha firmado la agenda, aunque me ha costado lo mío…
Para acabar, clase de Lengua. Hemos estado en Informática viendo un trozo de “El viaje de Chihiro”. Me he quedado con ganas de saber el final. Lengua ha sido, (y si hay algún profesor que lea este blog, no se sienta ofendido), con diferencia, la mejor clase del curso. He pasado de odiar la Literatura y la lírica a componer mi propio haiku y mi propia poesía. He aprendido muchísimo este año, y he mejorado lo que ya sabía.
Cuando tocó el timbre, pasé la agenda a la profesora y me hizo una dedicatoria muy bonita. Unos amigos y yo nos quedamos hablando unos minutos con ella.
Al salir del instituto, último vistazo, y, no me preguntéis por qué, se me ha venido un nudo a la garganta. He salido del aula y he visto esos pasillos donde normalmente vas esquivando gente para llegar a tu siguiente clase, vacíos. Ni un alma. Todas las aulas abiertas. Sin nadie.
Un año más ha pasado a la historia. Ahora, tres meses de vacaciones, con sólo una cosa segura, volveré en septiembre, sin saber, qué me deparará el futuro, y cómo será el año que viene.
(Cybervíctor permanecerá abierto durante el verano)
Gracias a todo el que se sienta aludido en esta entrada.