28/3/11

Cienciología, ¿qué es?

La cienciología es una religión fundada por L. Ronald Hubbard en el año 1953, con un objetivo fundamentalmente económico, que ofrece cursos de autoayuda o de desarrollo personal a unos precios elevados, lo cual hace que pertenezcan a esta religión personas de una buena posición económica. Además, aquellas personas que deseen abandonar las creencias y la iglesia de la Cienciología deben abonar el importe de los cursos que han recibido, además de ser desterrados perpetuamente de la organización.


Creencias
Según la doctrina de la cienciología, Xenu (también Xemu) era el dictador de la Confederación Galáctica, que hace 75 millones de años trajo miles de millones de personas a la Tierra en naves espaciales parecidas a aviones DC-8. Seguidamente, los desembarcó alrededor de volcanes y los aniquiló con bombas de hidrógeno. Sus almas se juntaron en grupos y se pegaron a los cuerpos de los vivos, y aún siguen creando caos y estragos. (Wikipedia)
Los cienciólogos creen que las personas son un ser espiritual que posee una mente y un cuerpo. La vida que cada uno debería llevar es la de educación, conocimiento y mejora espiritual y ética continua, para poder así ser feliz y alcanzar la salvación definitiva, así como ser más efectivos en la creación de un mundo mejor. La cienciología afirma ofrecer metodologías específicas para ayudar a la persona a conseguir esto.
La iglesia de la cienciología sostiene que su finalidad es un mundo sin guerra, crímenes ni locura, donde la gente buena y decente tenga la libertad de alcanzar sus metas.


Controversias y críticas

La actual controversia entre la Iglesia de la Cienciología y sus críticos incluye los siguientes aspectos:
  • Alegaciones de actividades criminales de la Iglesia de la Cienciología y sus miembros.
  • Activismo de cienciólogos en contra de la psiquiatría, y principalmente las drogas psiquiátricas como ProzacHaldolPaxil y Ritalín.
  • Denuncias de lavado de cerebro y control mental.
  • Política de desconexión del mundo.
  • Acusaciones de que L. Ron Hubbard creó una religión para lucrarse.
  • Muertes misteriosas de cienciólogos.
  • Acciones planificadas de la cienciología contra sus críticos y enemigos.
Cienciología y homosexualidad
Los cienciólogos consideran la homosexualidad como una perversión y una de las desviaciones más graves de la sociedad actual, como se puede observar en el siguiente texto:

Los homosexuales no practican el amor. Sus relaciones consisten en: 1) encuentros breves, sórdidos e impersonales, o 2) arreglos largos caracterizados por dramáticos resquemores, desacuerdos, celos y frecuente infidelidad. Difícilmente puede ser de otra manera ya que el tono está compuesto de la sospecha y el odio, produciendo un dulzor tierno esparcido por el pequeño mal humor. Eventualmente su «amor» se convierte en profundo desprecio.
Ruth Minshull, Cómo escoger a las personas


Cienciología y psiquiatría
La cienciología considera que los psiquiatras y psicólogos del mundo mantienen una conspiración para enriquecerse a través de la venta de de medicamentos y el lavado de cerebros:

Psiquiatría y psicología deben ser redefinidos para significar un enemigo antisocial de la gente. Esto quitará al asesino loco psiquiatra de la lista preferida de profesiones. La definición de una palabra está basada en las emociones que provocan los símbolos con los que se asocia y los cientólogos están redefiniendo "doctor", "psiquiatra" y "psicología" para significar elementos indeseables y antisociales. El modo de redefinir una palabra debe conseguir la nueva definición repetida tan a menudo como posible. Así es necesario redefinir la medicina, la psiquiatría y la psicología negativamente y redefinir la dianética y la cienciología positiviamente. Esto, que las palabras están preocupadas, es la batalla de opinión pública por la creencia en sus definiciones, y no aquellos de la oposición. Un esfuerzo constante, repetido es la clave para cualquier éxito con esta técnica de propaganda

Algunas personas conocidas pertenecen a esta religión, como es el caso de John Travolta, Tom Cruise, Jennifer López o Nicole Kidman.
http://www.scientology.org/

La canción del anuncio de 'Downton Abbey'

A muchos os ha llamado seguro la atención la bonita canción que utiliza Antena 3 para promocionar su nueva serie, 'Downton Abbey'; y como yo os habéis puesto a buscarla. Yo he hecho los deberes y la he encontrado, y os dejo también la versión original de The Police que seguro que a algunos os trae buenos recuerdos.



El viejo castellano

[...]
Una tormenta espantosa estaba a punto de estallar; empero todos los convidados a porfía probamos a aplacar aquellas disputas, hijas del deseo de dar a entender la mayor delicadeza, para lo cual no fue poca parte la manía de Braulio y la expresión concluyente que dirigió de nuevo a la concurrencia acerca de la inutilidad de los cumplimientos, que así llamaba él a estar bien servido y al saber comer. ¿Hay nada más ridículo que estas gentes que quieren pasar por finas en medio de la más crasa ignorancia de los usos sociales; que para obsequiarle le obligan a usted a comer y beber por fuerza, y no le dejan medio de hacer su gusto? ¿Por que habrá gentes que sólo quieren comer con alguna más limpieza los días de días?
A todo esto, el niño que a mi izquierda tenía, hacía saltar las aceitunas a un plato de magras con tomate, y una vino a parar a uno de mis ojos, que no volvió a ver claro en todo el día; y el señor gordo de mi derecha había tenido la precaución de ir dejando en el mantel, al lado de mi pan, los huesos de las suyas, y los de las aves que había roído; el convidado de enfrente, que se preciaba de trinchador, se había encargado de hacer la autopsia de un capón, o seo gallo, que esto nunca se supo; fuese por la edad avanzada de la víctima, fuese por los ningunos conocimientos anatómicos del victimario, jamás parecieron las coyunturas. -Este capón no tiene coyunturas, -exclamaba el infeliz sudandoy forcejeando, más como quien cava que como quien trincha. ¡Cosa más rara! En una de las embestidas resbaló el tenedor sobre el animal como si tuviera escama, y el capón, violentamente despedido, pareció querer tomar su vuelo como en sus tiempos más felices, y se posó en el mantel tranquilamente como pudiera en un palo de un gallinero.
El susto fue general y la alarma llegó a su colmo cuando un surtidor de caldo, impulsado por el animal furioso, saltó a inundar mi limpísima camisa: levántase rápidamente a este punto el trinchador con ánimo de cazar el ave prófuga, y al precipitarse sobre ella, una botella que tiene a la derecha, con la que tropieza su brazo, abandonando su posición perpendicular, derrama un abundante caño de Valdepenas sobre el capón y el mantel; corre el vino, auméntase la algazara, llueve la sal sobre el vino para salvar el mantel; para salvar la mesa se ingiere por debajo de él una servilleta, una eminencia se levanta sobre el teatro de tantas ruinas. Una criada toda azorada retira el capón en el plato de su salsa; al pasar sobre mí hace una pequeña inclinación, y una lluvia maléfica de grasa desciende, como el rocío sobre los prados, a dejar eternas huellas en mi pantalón color de perla; la angustia y el aturdimiento de la criada no conocen término; retírase atolondrada sin acertar con las excusas; al volverse tropieza con el criado que traía una docena de platos limpios y una salvilla con las copas para los vinos generosos, y toda aquella máquina viene al suelo con el más horroroso estruendo y confusión. "Por San Pedro!" exclama dando una voz Braulio, difundida ya sobre sus facciones una palidez mortal, al paso que brota fuego el rostro de su esposa. "Pero sigamos, señores, no ha sido nada", añade volviendo en sí.
¡Oh honradas casas donde un modesto cocido y un principo final constituyen la felicidad diaria de una familia, huid del tumulto de un convite de día de días! Sólo la costumbre de comer y servirse bien diariamente puede evitar semejantes destrozos.
¿Hay más desgracias? ¡Santo cielo! Sí, las hay para mí, ¡infeliz! Doña Juana, la de los dientes negros y amarillos, me alarga de su plato y con su propio tenedor una fineza, que es indispensable aceptar y tragar; el niño se divierte en despedir a los ojos de los concurrentes los huesos disparados de las cerezas; don Leandro me hace probar el manzanilla exquisito, que he rehusado, en su misma copa, que conserva las indelebles señales de sus labios grasientos; mi gordo fuma ya sin cesar y me hace cañón de su chimenea; por fin, ¡oh última de las desgracias!, crece el alboroto y la conversación; roncas ya las voces, piden versos y décimas y no hay más poeta que Fígaro. -Es preciso. -Tiene usted que decir algo -claman todos. -Désele pie forzado; que diga una copla a cada uno. -Yo le daré el pie: A don Braulio en este día . -Señores, ¡por Dios! -No hay remedio. -En mi vida he improvisado. -No se haga usted el chiquito. -Me marcharé. -Cerrar la puerta. -No se sale de aquí sin decir algo. Y digo versos por fin, y vomito disparates, y los celebran, y crece la bulla y el humo y el infierno.
A Dios gracias, logro escaparme de aquel nuevo Pandemonio . Por fin ya respiro el aire fresco y desembarazado de la calle; ya no hay necios, ya no hay castellanos viejos a mi alrededor.
[...]
Mariano José de Larra: El viejo castellano